En el pirineo, y concretamente en el Valle de Aragües del Puerto han encontrado su refugio mamíferos tan especiales y polémicos como el Oso Pardo, el Ciervo, el Corzo, el sarrio, jabalies… La variedad es enorme.

A pesar de ser enorme el oso pardo que habita nuestras montañas es un animal esquivo y muy difícil de ver. Los pocos ejemplares que habitan en los Pirineos se refugian en los densos bosques. Los osos no ven muy bien, en cambio su olfato es excelente, y pueden detectar la presencia humana o la comida a una gran distancia.

Conocido como  Sarrio (rebeco de los pirineos) vive en las zonas más altas de las montañas. El rebeco es un animal bóvido, ya que mantiene sus cuernos en forma de gancho durante toda su vida, a diferencia de la familia de los cérvidos, como el gamo, el corzo o el ciervo, que los van renovando periódicamente.

El Ciervo  es el mayor de los cérvidos. Sólo los machos disponen de cornamenta. La pierden cada año al final del invierno y les vuelve a crecer en tres o cuatro meses. Durante el otoño los machos compiten entre sí por las hembras emitiendo unos característicos y sonoros bramidos, llamado berrea.

El corzo es el cérvido más pequeño de nuestros bosques, los machos presentan cuernas pequeñas, de tres puntas, que mudan cada año a principios del invierno.

El jabalí vive en nuestros bosques, se camufla perfectamente, es muy difícil de observar, sin embargo a su paso deja huellas claramente reconocibles. Con su hocico remueve la tierra en busca de lombrices y raíces y le gusta rebozarse en los charcos para luego frotarse contra los troncos de los árboles, que deja marcados con barro y pelo.